Aquí en china, en todas las estaciones hay que pasar control de billetes y mochila si no, no te dejan entrar a la estación. Además la oficina de billetes está fuera y el panel de los distintos trenes también. Lo que conlleva que fuera de la estación también haya mucha gente sentada en el suelo esperando ver anunciar su tren en el panel para poder pasar el control y esperar dentro de la estación. En estas estaciones uno debe llegar 1h30′ antes de la salida (y mira que yo en españa al ave… cumplo siempre eso de 10′ antes porque no me gusta esperar). Tienes que contabilizar el paso del control con su respectiva cola, ubicarse dentro, algo de espera y luego que los trenes nocturnos y con literas osea, los que nosotros hemos venido utilizando, son los más demandados (recordar que aquí los trenes pasan de las 24h de trayecto) por lo que abren el control de acceso al tren unos 30′ antes de su salida para que a la hora prevista de su salida todo el mogollón de gente se encuentre ya dentro. A eso me refiero que fuera de lo que es el edificio de la estación no hay nadie, los andenes están vacíos, solo se puede acceder a ellos cuando abren el punto de control de un tren. Vivirlo en directo es algo impactante, es como caminar por la calle que baja de renfe hacia el ayuntamiento en valencia en plenas fallas justo tras la finalización de la mascletá de las 14h donde la multitud avanza al mogollón para salir de ahí como si eso fuera la guerra. Pues aquí lo mismo pero con maletas subiendo y bajando escaleras para llegar al andén que toca. Eso sí, son bastante respetuosos y no suelen empujar, saben que el tiempo que dan sobra.
El casco antiguo de Pingyao es el mejor conservado de toda china y como no se encuentra dentro del Patrimonio Mundial por la UNESCO. Durante el primer contacto y según escriben, es bastante lioso moverse por sus calles y volver al principio por su grandaria y semejanza de las calles por lo que hicimos uso ya que era gratis del Pick Up del hostel, ya sabéis lo gratis… aprovéchalo jeje. Y ahí estaba, una chica con nuestros nombres escritos en un folio a la salida de la estación, ale, hoy nos evitamos un quebradero de cabeza, tan fácil como seguirla al coche, subir y hasta la misma puerta.
La verdad es que me gustó porque esta no estaba reformada, uno podía apreciar la antigüedad en sus tejados, paredes y puertas y eso era lo que yo quería pero me sorprendió todavía más. Pingyao en la antigüedad tuvo mucho poder, en ella nacieron los primeros bancos chinos y ya sabéis, el dinero atrae al dinero por lo que la ciudad prosperó muchísimo. Grandes familias de renombre, más bancos … se asentaron en ella e incluso un gran templo Confuciano enorme que me gustó mucho. Incluso una muralla que se puede recorrer al estilo de la de nuestra bonita Ávila, protege la antigua ciudad. Ante sala para cuando llegase el momento de la gran Muralla China en Pekin.
Lo que más me gustó sin duda la práctica y fácil forma que tienen de acercar la ciudad al visitante. Compras una entrada que no es muy cara y con ella puedes visitar 19 puntos de la ciudad, la muralla, el primer banco, otros bancos, antiguas casas de las familias, el templo de Confucio… Resultó divertido y todo, como si fuera un juego en el que uno tenía que buscar los 19 puntos que tenía que ver antes de que se acabara el tiempo. Caminabas y cuando veías en alguna puerta el vigilante y el roll para pasar, enseñabas la entrada y para adentro. También pudimos ver el museo de armas e incluso una casa dedicada a antiguos aprendices de Kunfu, con su patio de entrenamiento, fotos…
Me gustó poder entrar a todas esas casas y a los bancos, hubieron muchas cosas que me sorprendieron. La estructura de las mismas que se repetía en casi todas. Poder bajar a las cajas fuertes de los bancos…
Pero como en todos los sitios que estamos teniendo la suerte de visitar se avecinan muchas obras, espero que sepan mantener el estilo antiguo y natural de Pingyao y no lo conviertan en solo tiendas y restaurantes.
Por la noche (solo en los lugares claramente hay ambiente nocturno) un paseo bajo los rojos farolillos chinos. Siempre acabamos dando con karaoques y hacemos una pequeña pausa para ver como cantan, menudo sentimiento le ponen jeje. Me quedé con las ganas de subirme a unos coches tipo coches de coche españoles pero estos estaban en una explanada sueltos y podías moverte a tu gusto, eran muy rápidos.